
De cámaras con pocos píxeles. De vacaciones de hace una eternidad. De momentos que se quedan ahí, para siempre.
Del tiempo, que pasa fulminante, y me fulmina. Y me marca para siempre.
Imágenes que se quedan en mi retina, en mi cerebro, que van acompañadas de olores, de sonidos, de personas a las que nos les dio tiempo decirme adiós, pero que sin saberlo se quedaron ahí, para siempre.
Para siempre.