¿SE PUEDE RE-DESCUBRIR UNA SERENDIPIA?

A veces una caja que creías perdida, de una de esas mudanzas que nunca terminan del todo, contiene un tesoro que tenías tan escondido (e incluso olvidado) que se convierte – de nuevo – en una SERENDIPIA.

Ahora recuerdo aquel 2012 en el que decidí comprar dos libretas en las que anotaría todas aquellas cosas que me hiciesen sentir BIEN y MAL. La idea era ir haciendo anotaciones de manera más o menos frecuente pero… LA VIDA.

La reabro (en singular, la libreta de las «cosas que son mal» no me he atrevido), casi una década después… Y lo que más apasionante me ha parecido ha sido comprobar mi perspectiva de pensamientos. No es lo mismo escribir con «veintimuchos» que con casi «treintaytodos». Pero si soy sincera las sensaciones y las metas al final siguen siendo las mismas, o muy parecidas. Creo que lo más significativo ha sido la terrible brecha vital causada por la pandemia, que ha marcado un antes y un después en muchas cosas (para bien y para mal) y lo importante que sigue siendo para mí VIAJAR. Cuanto lo necesito. Y también que las cosas más pequeñas son las que más llenan.

Os presento a la María Fontcuberta con 29 primaveras, que también forma parte de SERENDIPIA & ALGODÓN. Y lo escribo en un solo párrafo, tal y como lo escribí en su momento. Y es que, qué son los pensamientos sino una sucesión de ideas y representaciones de la realidad en la mente, relacionadas unas con otras y, añado, desordenadas ….

El olor del mar. El mar. El sonido del mar… Una montaña muy alta. Un paseo por el campo… Los cruces de miradas… Las manzanas verdes y ácidas. Los nervios previos a un viaje. Despertar en la habitación de un hotel. La ducha de un hotel. Las duchas relajantes de los domingos por la tarde… El olor de una vela al apagarse. El gustito de los viernes. Una sonrisa de alguien desconocido…. El olor de un libro. El olor de la ropa limpia con suavizante de talco. El olor de un bebé… Un cielo lleno de estrellas… Los carteles de las carreteras que despiden una provincia y dan la bienvenida a otra… Los colores vivos, pero sobre todo el aguamarina. La lasaña del domingo… Un libro que me enganche de verdad. La música. Una tarde con mis padres y las confidencias con mi hermana… RECUERDOS DE LA INFANCIA… Los viernes cuando era pequeña e íbamos a hacer la compra a Alcosto. La ensaladilla rusa sin aceitunas y los macarrones muy blandos con chorizo de la abuela Teresa. Las alitas de pollo bien tostadas del abuelo Agustín. Los filetes con patatas de la abuela Carmen…. Cuando el abuelo Ángel me decía viendo el telediario «verás cuando salgas por la tele»… La cinta de cassette de Whitney Houston que me grabó el tío Julio. Probarme los collares y pendientes de la tía Rosa… Las cabañas con toallas que hacíamos en el patio de El Pardo. Candelario. «Casa Neila» y su casa con mirador a la sierra, y aquel desván cerrado al que miraba a través de la cerradura. La casa de Rufi y Santiago… Rober, Loli. Mis primeros amigos de verano. Ver «Heidi» en la terraza del Hostal Cristi con el abuelo. Tirar barquitos de papel por las regaderas de Candelario…. VUELVO A SER MAYORLos dos viajes a Roma. Aquel verano en Cádiz. Marruecos. Hacer el amor. Viajar en tren. Salamanca. Asturias, Cabo de Gata. Marruecos. Portugal. Sanabria. Otra vez Marruecos… El atardecer. El olor de la chimenea. La satisfacción del trabajo bien hecho. Soñar con vivir algún día cerca del mar. Los ataques de risa tonta… Tocar la almohada por el lado que está fresco. Arroparme. Despertarme con la luz del día… Una tarde libre. Pasear sola. Hacer planes. Observar a la gente…Pisar la orilla de la playa. Que el agua de lluvia me dé en la cara… Lo zen. La energía que portamos cada uno de nosotros… Manifestarme por una buena causa. Echarle valor a las cosas y hacer locuras, puntuales… Los ataques de positividad «temporal»… Soñar, soñar, soñar, anhelar y conseguir al final… Los pensamientos positivos. Perdonar. Tener la conciencia tranquila. Escribir, aunque luego no me guste re-leerme… Mirar al infinito y no pensar en nada. La buena organización. Viajar y viajar.

SEGURO QUE NO SOMOS TAN DIFERENTES LOS UNOS DE LOS OTROS. Os recomiendo hacer este ejercicio de recopilar lo que os da gustito. No somos tan miserables como a veces nos hacen creer.

Igual hay que seguir dejando por escrito esas cosas «QUE SON BIEN». Y a seguir con la sonrisa puesta, hasta que el cuerpo aguante.

Posdata: ¡No tengáis prisa por deshacer cajas de mudanzas!

Posdata 2: Que ganas de volver a la normalidad.

Posdata 3: Creo que el siguiente cuaderno va a ser el de «COSAS POR HACER».

Posdata 4: Y si os apetece compartir conmigo vuestras cosas que os hacen sentir bien… Estaré encantada de leeros. 🙂

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